Hablar de Abraham Moles, significa hablar, en este
caso, de una “pequeña interrupción en el camino”. Entre toda una serie de
metodologías para el diseño, de repente nos encontramos con una clasificación,
precisamente, del producto de diseño. Sin embargo, en todo caso esto es más que
válido, ya que, como diseñadores, está en nuestras manos tanto el conjunto de
los pasos, como el producto al que llegaremos al concluir éstos. Como
comunicadores visuales, somos los responsables de los “objetos de
comunicación”, así como de su impacto dentro del medio social e individual: el
objeto como parte tanto de un grupo, como objeto aislado.
Vivimos en un insertos en un
mundo donde la relación individuo-objeto es uno de los factores determinantes
dentro de una cultura determinada: el objeto puede ser visto tanto desde el
punto de vista funcional –prolongación de las funciones del ser humano – así
como desde el punto de vista icónico y simbólico.
Y es que, un simple objeto puede
hablarnos tanto de la vida de una persona y el grupo en el que se desarrolla:
su manera de vida, su grado de industrialización, sus sentimientos e ideas: incluso
su manera de ver el mundo.
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